4.6.10

Mi bautismo neoyorquino


Según dicen para ser un verdadero neoyorquino tienes que tener ratas en tu vivienda o sufrir alguna que otra aventura doméstica. Yo de momento no tengo ningún roommate, pero lo que si he sufrido ha sido un pequeño problema doméstico. Bueno sinceramente algo más que pequeño, si tenemos en cuenta que en mi apartamento salía agua por cualquier rincón que te pudieses imaginar. Cuando lo cuentas, descubres que no eres la única persona a la que le ha pasado un percance de este tipo, entre mis amigos y conocidos hay historias similares. “Esto es Nueva York”, ha sido la respuesta masiva que he recibido.

En esta ciudad las casas se clasifican como anteriores o posteriores a la pre-guerra, y no se refieren a la guerra de Vietnam, sino a la Segunda Guerra Mundial. Vivir en West Village en un Town House tiene mucho encanto, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de los Town Houses fueron construidos antes de la Primera Guerra Mundial, lo que implica muchos riesgos. Como cañerías antiguas que cualquier día te dan una pequeña sorpresa y ves como toda tu ropa ha cambiado de color, al absorber el agua que salía de cualquier lugar como si de una catarata se tratase. Y ¿cómo superas una inundación sin fregona? Como puedes, pero siempre de rodillas y gracias a muchas toallas. Por qué este invento español no triunfó en este país, es algo que no conseguiré entender. Pero más frustante es descubrir que tienes fregona pero no tienes cubo, es como imaginarte un pequeño oasis en el desierto. Quizás esta comparación no es la más adecuada estando rodeada de agua, pero la sensación estoy segura que sería muy similar.

Creo que después de este “bautismo”, soy una verdadera neoyorquina. Pero sinceramente preferiría seguir siendo una neoyorquina por adopción.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Si es que no se te puede dejar sola

Unknown dijo...

No se porque aparezco como cuqui pero tiene su gracia que hasta en mi correo me parezca a mi madre.