20.7.09

Nomadress; toma nota de este nombre, no lo olvides, porque merece la pena...

Cristina Gil Donaire es una española afincada en Nueva York, que lleva más de 15 años coleccionando ropa, su gran pasión. Y que ha transformado esta pasión en un proyecto al que ha bautizado con el nombre de Nomadress. Con este juego de palabras Cristina pretende insinuarnos lo que podemos encontrar, en cada evento que organiza mensualmente; prendas vintage y no vintage, que son seleccionadas con su criterio, lo cual es una garantía, a las cuales quita cuidadosamente todas las etiquetas; en Nomadress no importa su marca. Puedes estar comprando un Balenciaga o un Dior y no saberlo, porque eso no es lo que interesa, lo que interesa es su diseño, su calidad y las diferentes vidas de la prenda. Cada vestido, chaqueta, camisa… que cuelga de sus percheros tiene su propia historia; algunas piezas han sido usadas cariñosamente, otras fueron compradas caprichosamente y desechadas sin usar, y todas y cada de una de ellas han pasado de unos a otros, con una vida nómada.

Nomadress celebrado en Williamsburg.

Cristina durante la presentación de Nomadress.

Tan nómada como cada convocatoria, que se celebra en una localización diferente. Desde que estoy en New York he asistido a dos Nomadress, el primero fue en el barrio de Williamsburg en un antiguo edificio de almacenes, del que a día de hoy ya solo quedan los escombros. Fue un éxito, mucha gente, prendas increíbles, buena música, champagne y una fiesta como colofón que terminó a altas horas de la madrugada. La última fue hace tan solo una semana, en un increíble Loft en Tribeca, que a muchos nos hizo suspirar por la envidia. Mis compras: desde una increíble chaqueta smoking por 45 dólares, a un maravilloso abrigo verde por 60 dólares, que fue la envidia de muchas.

Algunas de mis compras...

Invitación a Nomadress celebrado el pasado mes de marzo.

9.7.09

Lo + en relax.


He decido comenzar así una serie de post, en los que comente lugares que como bien indica el título son LO MAS, según mi humilde opinión. El primero que tengo que comentar es el centro de belleza y spa, Amore Pacific. Esta compañía surcoreana lleva más de seis décadas elaborando cremas, mascarillas, tónicos, maquillajes, fragancias…. a partir de diferentes concentraciones de raíces asiáticas. Para su desembarco en New York han elegido uno de los barrios más cool de la ciudad, Soho y han contado con la ayuda de la firma Yabu Pushelburg, los interioristas responsables del diseño de los hoteles W. Una escultura del japonés Sawada a la entrada del spa, nos sumerge en el más absoluto relax. Los tratamientos varían, hay servicios desde tratamientos express de media hora a sesiones de una hora o más. Un lujo para los sentidos y totalmente recomendable para recuperarse del jet-lag o de las jornadas maratonianas de compras, museos o de las salidas nocturnas. Este último fue mi caso y la verdad es que salí como si no hubiese estado bailando hasta altas horas de la noche, en un local cuyo nombre no recuerdo en Chinatown, pero que os prometo recuperar, porque es para incluir en los lugares a frecuentar. Si no tienes tiempo para un tratamiento, no descartes visitar su tienda y hacerte con algunos de sus productos.

Amore Pacific

114 Spring Street. Tf: 00 1 212 966 04 00 www.amorepacific.com

7.7.09

Top-Exhibition!!!



eso es lo que dije a cada paso que daba viendo la exposición “The Model as Muse: Embodying Fashion” que se celebra en el museo Metropolitan hasta principios de agosto. La fui a visitar el pasado domingo, con la resaca del 4 de julio, lo que realmente fue el mejor antídoto para despertar todos mis sentidos. He visto varías exposiciones en este museo dedicadas a la moda y otras en París, Milán o Roma, pero sinceramente esta muestra es de las mejores; no solo por su contenido con una importante obra gráfica e increíbles piezas de alta costura y pret-a-porter, sino por una deslumbrante puesta en escena.

Para Harold Koda, responsable del Museo Metropolitan: “La exposición examina la evolución de la moda desde 1947 hasta 1997 a través de la estética de las modelos. Podemos ver el poder de la ropa, la fotografía y de las ‘top models’ para proyectar el ‘look’ de una época. Con un simple gesto, estas mujeres pueden resumir la actitud de su tiempo, convirtiéndose más que en musas de diseñadores y fotógrafos, en musas de su generación.”

Y para convertir esto en una realidad, Harold Koda ha contado con la ayuda del curator Kohle Yohannan, el consultor creativo John Myhre y el estilista Julien D´Ys.

El resultado una increíble puesta en escena, donde nada te deja indiferente. Desde la década de los años 60 donde la proyección de la película Blow-up de Antonioni, se mezcla con los vestidos esculpidos en aluminio de Bernard y François Baschet, o los maniquíes suspendidos en una sala, como si de lágrimas de una lámpara se tratase todos ellos vestidos de Armani, hasta la sala dedicada al terrible grounge, totalmente grafiteada con los nombres de todas y cada una de las modelos que aparecen en la exposición. No hay nada al azar, ningún detalle se escapa, con una estética sumamente cuidada y muy vanguardista.

Graffiti realizado por Julien D´Ys

Los años 50 representados por creaciones de Galliano para Dior.

Sobre una pared grafiteada fotografÍas de las más famosas modelos de los 80.

Increíble puesta en escena de los diseños de Armani.

Video del estilista Julien D´Ys sobre su trabajo en esta exposición.

Pero este es el continente, del contenido destaco imágenes como la de la modelo Verduschka, para Vogue en 1967 con el famoso vestido de la colección Safari de YSL o cualquiera de Twiggy. Aunque una de mis preferidas es Lauren Hutton, símbolo de los años 70 y una de las modelos preferidas de Halston, no solo ha contribuido a la exposición siendo parte activa a través de las muchas portadas que ha protagonizado, sino que también ha donado un increíble vestido verde, de Halston, como no podía ser de otra manera, que se encuentra en la exposición.


La famosa modelo Veruschka vestida por Yves Saint Laurent.

Twiggy vestida de Yves Saint Laurent, en Vogue en el año 1967.

Lauren Huttton en una imagen de los años 70.

Puesta en escena sobe un increíble sofá dorado diseños YSL y Halston;
el vestido verde de la derecha es la donación de Lauren Hutton al museo.